La tranquilidad del mar es hermosa, no hay duda de ello. Cuando las ondas de la energía del océano son suaves, el mar refleja el cielo de día o de noche y el espectáculo es maravilloso.
Pero no siempre es así.
En algunas ocasiones el mar es violento, agresivo. Terrorífico. No sólo porque sus olas se elevan al tamaño de un edificio y llega a parecer una montaña de agua cuando hay tormenta. A veces, el mar está tan quieto, que no hay brisa ni ondas suaves en sus aguas. Nada se mueve alrededor del barco. Y, si no fuera por el motor, los barcos no se moverían. En esas ocasiones, los marineros dicen que se congeló el espacio tiempo, tanto, que parece que se pudiera cortar.
Brandon dice: ¿cómo gelatina?
El abuelo contesta: Puede ser.
Brandon es un niño muy listo, como tú o como yo. Que sabe mucho y quiere ser marinero. Es su abuelo quien acaba de hablar sobre el mar.
Brandon está admirado por esas palabras, y dice: ¡Es por eso que quiero ser marinero!
Y el abuelo responde: Mi querido Brandon, el mar te hace hombre.
Autora: Ginger María Torres de Torres