Hace algún tiempo existió un país que era el más maravilloso del planeta, donde todos sus conciudadanos, vivían organizados y muy estables, y los días concurrían de manera normal, todos aceptaban las leyes establecidas por sus dirigentes, respetaban a sus semejantes, expresaban sus ideales y eran tenidos en cuenta en la toma de decisiones del país.
A este país fueron llegando un grupo de personas que poco a poco terminaron con las reglas, y se encargaron de modificar las leyes, lo que provocó la desarmonía de todos los que allí habitaban, eran personas a las cuales no les gustaban las normas ni leyes y por todo se sentían inconforme.
Como la sana convivencia se fue acabando, los días transcurrían de manera muy agitada pues, nadie estaba de acuerdo con esos nuevos habitantes, y decidieron enfrentarlos, convirtiéndose todo el país en una total desorganización.
El gobernador, decidió hacer una reunión donde todos participaran, para poder explicarles a sus nuevos habitantes, el por qué y para que, ellos tenían ciertas leyes y las respetaban, y que se había alcanzado con cumplir las reglas y normas establecidas, en la reunión todos comprendieron que el escuchar es una de las virtudes que se debe desarrollar para lograr la sana convivencia y conlleva a comprenderse mejor en sociedad.
Aquellos nuevos habitantes comprendieron y entraron en razón, algunos se quedaron a vivir allí aceptando las leyes, y otros decidieron irse pues no estaban de acuerdo.